Habrá alguno que ya solo por el título se imagine cosas que no son de esta conversación con @perradesatan. En este caso sí que hay que tomarse literalmente la expresión ya que de lo que vamos a hablar hoy, es sobre que los toros deben vivir. Charlamos sobre las tradiciones, la educación y los derechos de los animales. Pega la oreja, o en este caso, lee, nuestra conversación sobre los toros. @perradesatan: No te lo vas a creer, pero cuando yo era pequeña era más taurina que El Juli. Me crié en un pueblo de Zamora que se llama El Maderal, donde pasaba muchísimos fines de semana y todos los veranos en la casa de mis abuelos, y menudos tours taurinos que nos metíamos para el cuerpo. Todos los veranos nos recorríamos las fiestas de los pueblos aledaños (Argujillo, El Cubo, San Miguel, Fuentesauco, Villamor…) para ir a ver las corridas, los encierros y los desenjaules, y ya siendo yo más mayor, que se pusieron muy de moda de repente, los concursos de recortes. Y qué quieres que te diga, ¡me lo pasaba yo teta! Alex: ¡Por todos los dioses! No me digas ahora que eres taurina. Se qué la educación hace mucho en los niños y que según les enseñes que cosas están bien o mal así serán de mayores y aplicarán esos criterios, pero me esperaba de ti otra cosa. ¿Cómo te podía gustar un espectáculo en el que claramente se veía que se mataba a un animal y que el pobre se desangraba? Desde el punto de vista de la ética solo podría permitirte que te gustasen los toros si estabas en la época preconvencional, es decir, hasta los 8-10, años cuando solo te preocupas por ti mismo, dependes de los demás y aceptas las convenciones del entorno. ¿Cuántos años