Hannah Arendt fue una de las pensadoras más importantes del siglo XX, su pensamiento influyo en la sociedad y tuvo un gran impacto en la misma. La historia no ha tratado del todo bien a esta mujer dando a entender lo que la demagogia de su tiempo hizo de sus ideas. Ahora se ha estrenado una película que nos cuenta uno de los momentos más difíciles de su vida que nos ayuda a comprender mejor el pensamiento y la personalidad de esta filósofa.
Hannah Arendt fue una de las pensadores más importantes del siglo XX. Se tuvo que exiliar por culpa de la invasión nazi y acabo viviendo en Estados Unidos donde trabajo en las universidades de Princeton, Chicago y la Graduate Faculty de la New School for Social Research. Ella vivió el momento en el que Adolf Eichmann, un teniente coronel de las SS nazis, fue arrestado en Argentina por los israelíes y juzgado en Jerusalén. Arendt, era ya considerada una importante intelectual en aquel momento y pidió al New Yorker cubrir el juicio, la revista accedió. El juicio fue seguido por cientos de periodistas de todo el mundo, Hannah Arendt fue una de ellas y reflejo el proceso en un informe que provocó una gran polémica y un escándalo internacional.
Margarethe von Trotta ha dirigido esta película que aunque nos refleje un momento de la vida de Arendt no es un biopic corriente. Hannah es interpretada por una impresionante Barbara Sukowa que consigue darle al personaje esa fama que tuvo la filósofa en su tiempo, una mujer fría, racional pero con una pasión y unas emociones contenidas y expresadas en el momento más oportuno. Gracias a su relación con su esposo; el profesor Heinrich Blücher, a quien da vida Axel Milberg, conocemos a una pensadora más emocional, aquella que tantos rumores levantó en su época por su vida sentimental y de la que todavía hoy se escuchan algunos ecos. Janet McTeer interpreta a la escritora e intima amiga de Arent, Mary McCarthy, quien le aporta serenidad y comprensión a una intelectual apasionada. Otro de los apoyos de la protagonista es Lotte Köhler (Julia Jentsch) que cayada y pausadamente atiende y ayuda a una jefa que la trata como a una hija.
El círculo de amigos que la rodean es un nutrido grupo de filósofos e intelectuales del ámbito neoyorquino, desde Hans Jonas (Ulrich Noethen) cuya relación con Arendt ser verá afectada por los escritos de ella, Tomas Miller (Harvey Friedman) o Jonathan Schell (Tom Leik) entre otros. Las reuniones con ellos eran un intercambio vibrante de ideas, en ellas se producían discusiones que parece que llevaran a las manos, pero no son más que el reflejo del trabajo de un filósofo convencido de sus ideales. Al reparto se suman Nicholas Woodeson, que da vida a William Shawn, el editor del New Yorker; y Michael Degen que interpreta al sionista Kurt Blumenfeld, un amigo de Hannah que vivía en Jerusalén. Además mediante algunos flashbacks podemos entrever parte la relación que mantuvo con Martin Heidegger (Klaus Pohl), antes de que este se adhiriera a las filas nazis.
No hay papeles pequeños o malos en esta película que, recordemos, se centra en Hannah Arendt, a la que Sukowa da vida espectacularmente, personajes como Jonas, Miller o Schell quedan retratados superficialmente, pero esta historia no requiere de más. El punto central es el juicio a Adolf Eichman, un ser que según llegó a entender la propia Arendt, era un mediocre incapaz de pensar y que solo podía obrar sin dudar, cometiendo así actos terribles, ya que fue el responsable directo de la logística de los transportes hacia los campos de concentración en la II Guerra Mundial. La publicación de los artículos en el New Yorker y el consiguiente libro que le siguió provocó una antipatía hacia la pensadora por falta de comprensión por sus escritos.
“Para los judíos, el papel que desempeñaron sus dirigentes en la destrucción de su propio pueblo constituye, sin duda alguna, uno de los más tenebrosos capítulos de la tenebrosa historia de los padecimientos de los judíos en Europa”, escribió Arendt en Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal, el ensayo que destiló del juicio y sus propias reflexiones. El papel que jugaron algunos de los líderes judíos como los de los Consejos Judíos que en cierta medida ayudaron al exterminio de los suyos. Estas declaraciones llevaron a Hannah a ser el objeto de la ira de los miembros de una comunidad a la que ella misma pertenecía, lejos de decir que los judíos tenían la culpa, lo que intentaba decir era que algunos de sus dirigentes si que la tenían.
El trato que se hace las complicadas ideas filosóficas, la exposición clara y como se abordan los temas filosóficos para hacer que sean entendibles para todo espectador que nunca haya leído nada de Hannah Arendt es magistral. Aquí vemos a una mujer que con un cigarrillo constantemente en la mano, piensa, duda, se siente mal por lo que ha hecho, pero que defiende una y otra vez sus teorías porque el verdadero deber del filósofo está en perseguir la verdad y acatarla hasta sus últimas consecuencias. Esta película no es hagiografía, pero si nos ayuda a desmitificar un poco esa figura de persona fría y calculadora, malentendida hasta más no poder, donde siempre se han mezclado los chismes de su relación con Heidegger.
Una fotografía sencilla pero efectiva, un vestuario adecuado a la época y en el que la protagonista repite algunas piezas dándole incluso más realismo a la cinta. La responsable de ellos ha sido Frauke Firl, que trabajo en el Anticristo de Trier. La ambientación es buena, da un soporte suficiente para una película donde el diálogo y las ideas son el plato fuerte, cosa que el New Yorker no ha recibido bien considerándola floja en la ambientación y en otros aspectos, quizá que por que el pasado de esa revista no ha salido muy bien parado en el film. La inclusión de imágenes y audios del juicios real a Eichmann es un elemento más que aporta credibilidad a todo el relato.
Es una película indispensable para todos aquellos que estudien o se dediquen a la filosofía, pero también para los de ciencias políticas, derecho o cualquiera que se permita pensar por si mismo en los tiempos que corren. Acercarse a esta mujer tal y como lo a hecho von Trotta es todo un reto, un reto que ha superado con creces y que nos dice más sobre Arendt que algunos de los manuales y referencias que se dan en las facultades, aunque si bien es cierto, hay partes de su pensamiento que no quedan del todo clara. Aún así es una película realmente buena.
Nota:
9/10 Creo que el peso filosófico de la obra no me deja ser del todo objetivo, yo salí totalmente emocionado de ver la película.