Hay fechas que para mi no tienen ningún significado. Una fecha dedicada a los padres me parece algo vacío, puede que para otros no, pero yo no tengo nada que agradecerle a ningún señor al que en algún momento de mi vida haya podido llamar padre. Se que puede parecer que voy de triste o lo que sea, pero necesito de esta catarsis.
Decía Friedrich Schiller que “No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos.” Con las palabras de este filósofo pongo de manifiesto una vez más mi idea de familia, yo tuve a un señor en casa durante muchos años, pero nunca fue, ni será, mi padre por mucho que digan los genes, nunca ejerció como tal, nunca me quiso mas que para presumir o utilizarme. Para mi el día del padre no tiene ningún sentido.
Un padre no tiene que ser la figura patriarcal que se nos ha impuesto muchas veces en los arquetipos occidentales, un padre debe de ser alguien protector, alguien que te cuide y te de cariño, que te ayude a levantar cuando te caigas y que te cure las heridas. Un padre debe de ser alguien que pueda castigarte si es necesario, pero no tiene que hacerte sentir mal o ser demasiado cohercitivo.
El modelo masculino en nuestra sociedad necesita de una revisión, al igual que el femenino, pues los géneros, se quiera o no, están unidos y la concepción de uno afecta al otro. Yo no siquiera pude disponer de la peor versión de un padre, de esa que es autoritario y te hace sentir mal por las cosas que el no quiere que hagas, por suerte o por desgracia tuve una madre que se preocupo de buscar mi bienestar por encima de todo, y puede que evitara que yo tuviera esa horrible versión paterna.
Durante muchos años un señor vivió en mi casa, un señor con el que no podía jugar (todo lo que hacía no era bueno, pintar, escribir, dibujar, hacer manualidades o leer era de mariquitas según él) la única interacción que tenía con él era en aquellos momentos en los que, en palabras de él, me «hacía rabiar». Ese hacerme rabiar era para el un juego pero para mi era algo horrible en lo que normalmente desembocaba en llanto, pasarme la barba por la cara, morderme en la muñeca para hacerme «un reloj» o cosas así eran lo que el interpretaba por juegos.
Afortunadamente esas cosas no eran habituales y gracias a mi madre y a los dioses menos de lo que a él le hubiera gustado. En cuanto me hice un poco mayor yo no quería nada de él y cada vez menos. Como no hacía lo que él quería el no se molestaba en mi. Cuando mis padres se divorciaron el lo único que buscó fue sacar provecho de mi, que le desgravara en la declaración, presumir de mi (de pequeño ganaba concursos con las «mariconadas» esas de escribir y dibujar y para él era un orgullo exhibirme delante de sus compañeros de trabajo), o simplemente hacerle daño a mi madre.
Lo que esta claro es que ese señor nunca será mi padre, nunca lo fue. No recuerdo ni una sola vez en la que estando con él me hubiera reído o pasado bien, todo son recuerdos dolorosos, ni una muestra de cariño recibí de él en todo lo que tengo de memoria. No creo que yo le deba nada, el nunca me ha dado nada, si yo estoy aquí fue por su puro egoísmo y porque mi madre quiso, por nada más. La ropa, la comida y todo lo que necesité durante mi infancia fueron cosas que tuvo que luchar mi madre por mi, por lo que a él nunca le deberé absolutamente nada.
Una persona que te quiere en algún momento tiene que hacerte feliz, si no es así, nunca será parte de tu familia por mucho que digan las leyes o las pruebas científicas, la familia es algo más que un hombre una mujer y su descendencia. Una familia tiene que ser personas que se quieres y ayudan, que son lo más importantes los unos para los otros. La familia no la hace la sangre, la hace el corazón, las personas que te quieren, que te hacen feliz, que pase el tiempo que pase siguen ahí y que solo pueden separarse de ti por la muerte, ese tipo de personas son la familia. Mi madre, mi tía, mis amigos son mi familia y esa es mi pura verdad.