Foto: Javier de la Fuente
Alberto Sevillano Montaña, antiguo porfesor de lengua de La Vaguada (también antiguo profesor mío), presentó en Zamora su último poemario, titulado «Entre luces y sombras», con el que ganó el Premio Nacional de Poesía «Fundación Cultural Miguel Hernández» 2010. Alberto apunta entre sus autores de cabecera a San Juan de la Cruz, Quevedo, Machado o Cernuda, entre otros. En la presentación de su última obra, que tuvo lugar en la Biblioteca Pública del Estado, estuvo acompañado por Luis Javier Moreno (poeta segoviano y de los mejores), Juan Manuel Rodríguez Tobal (gran poeta y profesodr de Latin y Griego , si también me da clase a mi) y Juan Pastor (el editor de la colección Devenir).
La presentación del libro la comenzo Juanma hablandonos de la maestría tanto de Alberto como de Luis Javier, también nos hablo sobre la naturalidad de Alberto y sobre su saber estar y su sencillez y sobre su gran sonrisa, franca y familiar.
Después Luis Javier nos hablo de la importancia de la lengua y de la poesía en la humanidad y de como Alberto a conseguido hacer que retomemos conciencia sobre la importancia de ello.
Luego el editor nos hablo sobre su propia relacion con Zamora y sobre los premios literarios.
Y ya por fin Alberto nos hablo sobre lo que significaba para el estar presentando el libro en Zamora y nos leyo algunos de sus poemas, yo ahora no estoy seguro de cuales leyo pero si os pondre algunos de los que mas me gustan a mi:
PRÓLOGO
A Eva
Cuando los días grises acercan su mirada
y parece que todoa va tocando su fin;
cuando se cierra un ciclo caragado de nostalgias
y el camino se acaba sin saber dónde ir:
cuando el pasado queda derretido en su llama
y no hay rastro ni huella de aquello que viví;
cuando puede que el mundo cambie pronto de cara
y ya no reconozca lo que hay dentro de mí;
cuando percibo que algo comenzará mañana
y aún no estoy seguro de si quiero partir,
conviene hacer balance de la anterior etapa,
de todo lo soñado, de lo que un día fui,
de la gente que estubo conmigo en la batalla
contemplando derrotas, victorias que perdí,
las luces y las sombras que habitaron mi casa,
recuerdos de una vida, tiempo triste y feliz.
Entrego un testamento que es parte mi alma
-por lo que acaso llegue, por lo que ha de venir.
Aquí dejo estos versos tumbados en la cama.
Es todo lo que pude buenamente escribir.
OJALÁ
A Mario
Ojalá que esta lluvia nunca empañe tus ojos
y brote en tu mirada un claro resplandor.
Ojalá que este sol seque pronto tus lágrimas
y amanezca en tu rostro una limpia sonrisa.
Ojalá que el invierno no se acerque a tu casa
y abandonen tu cuarto la tristeza y el tedio.
Ojalá que el pasado no te endeude la vida
y los sueños de ayer sigan siendo posibles.
Ojalá que el presente no te arruine el futuro
y siempre te acompañe una pizca de suerte.
TEMPUS FUGIT
A Igor
Nada espero del tiempo, ese viejo implacable
que aguarda en las esquinas a que pasen los años
susurrando, entre dientes, imprescisas palabras
y escuchando, escondido, el pasar de la vida
mientras el mundo sigue ajeno a su mandato
proclamando orgulloso la libertad del hombre.
Para encontrar sentido a algo inexplicable
se han inventado nombres y se han creado dioses
olvidando al demiurgo que todo nos lo arrasa
y avanza impasible dañando cualquier cuerrpo
como aquel fuerte viento que arañaba la piedras.
Nadie tiene esas dotes para hacer del engaño
un arte tan sencillo y a la vez tan difícil;
su dominio del juego nos permite a los hombres
creer que somos dueños de la propia existencia.
Todo pasa y se esfuma. Sólo queda el recuerdo
de aquello que se escapa siendo nuestro algún día,
memoria pasajera convertida en cenizas.
EPÍLOGO
A mi abuela Cecilia
¿Quién dijo que el pasado no sirve para nada?
¿Quién olvida tan pronto lo sucedido ayer?
¿Quién puede continuar con la esplada vacía?
¿Quién sigue hacia adelante sin mirar para atrás?
¿Qué queda de esa vida guardada en la memoria?
¿Qué provenir la espera después de fallecer?
¿Qué será del recuerdo cuando pasen los años?
¿Qué hacer con tanto sueño perdido por el camino?
¿Cómo vivir el paso de una estapa a la otra?
¿Cómo callar los gritos que me salen de dentro?
¿Cómo limpiar el llanto que aún no se ha secado?
¿Cómo curar heridas viejas y cicatrices?
¿Cuándo seré capaz de avanzar sin candenas?
¿Cuándo conseguiré superar las distancias?
¿Cuándo lucharé libre de las manos del tiempo?
¿Cuándo daré por fin saltos definitivos?
¿Dónde podré dejar tanto equipaje roto?
¿Dónde tirar maletas sin que vuelvan a mí?
¿Dónde sabré olvidar y cerrar el pasado?
¿Dónde desenterrarme de sus luces y sus sombras?
Admito que no he sido capaz de abandonarlo.
Acepto mi derrota y mi debilidad.
Alberto desde aqui quisiera darte las gracias por ser tu mismo y felicidades por tu libro y esperemos que dentro de poco podamos verte en la presentación de uno nuevo.