Algunas cosas sobre mi madre

No, no voy a hacer una versión de la película de Almodóvar. La razón del post de hoy es mi madre, no pretendo dedicarle una entrada porque se que no la va a leer, igual que la mayoría de los tweets y mensajes que dejáis en Facebook porque, al igual que la mía, vuestras madres no son modernas; puede que las vuestras sean algo más modernas que la mía pero tampoco os emocionéis. Yo hoy vengo a hablar de mi madre, al igual que Umbral iba a hablar de su libro. Hoy lo encuentro necesario más que nunca, porque mientras vosotros habláis de lo maravillosas e increíbles que son vuestras madres yo necesito humanizar a la mía, no es perfecta y por eso es por lo que a veces no se si quererla o matarla, pero creo que eso es inherente a las madres, o ¿es qué mi madre es la rara? Una de las cosas que siempre me ha desconcertado de mi madre ha sido su capacidad para contarme la misma historia una y otra vez, pero siempre lo hace con el mismo entusiasmo de la primera. De hecho creo que si me pongo a pensar en mi infancia tengo los recuerdos de mi madre filtrados entre los míos, como cuando escondió a mi tío, su hermano, debajo de la cama de mi bisabuela. La cama era tan alta como para que un niño de cinco años cupiera sentado bajo ella.  O como cuando trabajaba en Reglero, cuando existía la fábrica de Zamora capital y venía oliendo a Mayuca y mi tía sonámbula le pego un mordisco de noche. Pero hablar con mi madre no solo se queda en batallitas, bajo la obsesión de que nunca la escucho es capaz de repetirme entre unas tres y dieciséis veces, si he llegado a contarlas, la misma cosa seguida de formas

Leer Más ➤